Estamos en la Segunda Vida de la Vía Láctea. La formación estelar fue cerrada por miles de millones de años

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Desde el nacimiento de la astronomía moderna, los científicos han tratado de determinar el alcance total de la galaxia de la Vía Láctea y aprender más sobre su estructura, formación y evolución. Según las teorías actuales, se cree ampliamente que la Vía Láctea se formó poco después del Big Bang (hace aproximadamente 13.51 mil millones de años). Este fue el resultado de la unión de las primeras estrellas y los cúmulos de estrellas, así como la acumulación de gas directamente del halo galáctico.

Desde entonces, se cree que múltiples galaxias se fusionaron con la Vía Láctea, lo que desencadenó la formación de nuevas estrellas. Pero según un nuevo estudio realizado por un equipo de investigadores japoneses, nuestra galaxia ha tenido una historia más turbulenta de lo que se pensaba. Según sus hallazgos, la Vía Láctea experimentó una era latente entre dos períodos de formación estelar que duró miles de millones de años, muriendo efectivamente antes de volver a la vida.

Su estudio, titulado "La formación de estrellas del vecindario solar en dos generaciones separadas por 5 mil millones de años", apareció recientemente en la revista científica. Naturaleza. El estudio fue realizado por Masafumi Noguchi, astrónomo del Instituto Astronómico de la Universidad de Tohoku, Japón. Utilizando una nueva idea conocida como "acumulación de flujo frío", Noguchi calculó la evolución de la Vía Láctea durante un período de 10 mil millones de años.

Esta idea de la acumulación de gas frío fue propuesta por primera vez por Avishai Dekel, presidente de la cátedra Andre Aisenstadt de física teórica en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y sus colegas para explicar cómo las galaxias acumulan gas del espacio circundante durante su formación. El concepto de formación en dos etapas también ha sido sugerido en el pasado por Yuval Birnboim, profesor titular de la Universidad Hebrea, y sus colegas para explicar la formación de galaxias más masivas en nuestro Universo.

Sin embargo, después de construir un modelo de la Vía Láctea utilizando datos de composición de sus estrellas, Noguchi concluyó que nuestra propia galaxia también experimentó dos etapas de formación estelar. Según su estudio, la historia de la Vía Láctea se puede discernir al observar las composiciones elementales de sus estrellas, que son el resultado de la composición del gas a partir del cual se forman.

Al observar las estrellas en el vecindario Solar, muchas encuestas astronómicas han notado que hay dos grupos que tienen diferentes composiciones químicas. Uno es rico en elementos como oxígeno, magnesio y silicio (elementos alfa), mientras que el otro es rico en hierro. La razón de esta dicotomía ha sido un misterio de larga data, pero el modelo de Noguchi ofrece una posible respuesta.

Según este modelo, la Vía Láctea comenzó cuando las corrientes de gas frío se acumularon en la galaxia y condujeron a la formación de la primera generación de estrellas. Este gas contenía elementos alfa como resultado de supernovas de tipo II de corta duración, donde una estrella sufre un colapso del núcleo al final de su ciclo de vida y luego explota, liberando estos elementos en el medio intergaláctico. Esto llevó a la primera generación de estrellas a ser rica en elementos alfa.

Luego, hace unos 7 mil millones de años, aparecieron ondas de choque que calentaron el gas a altas temperaturas. Esto causó que el gas frío dejara de fluir hacia nuestra galaxia, haciendo que cesara la formación de estrellas. Un período de latencia de dos mil millones de años continuó en nuestra galaxia. Durante este tiempo, las supernovas de tipo Ia de larga duración, que se producen en sistemas binarios donde una enana blanca extrae gradualmente el material de su compañero, inyectó hierro en el gas intergaláctico y cambió su composición elemental.

Con el tiempo, el gas intergaláctico comenzó a enfriarse emitiendo radiación y comenzó a fluir de regreso a la galaxia hace 5 mil millones de años. Esto condujo a una segunda generación de formación estelar, que incluía nuestro Sol, que era rico en hierro. Aunque la formación en dos etapas ha sugerido galaxias mucho más masivas en el pasado, Noguchi ha podido confirmar que la misma imagen se aplica a nuestra propia Vía Láctea.

Además, otros estudios han indicado que lo mismo puede ser el caso del vecino más cercano de la Vía Láctea, la Galaxia de Andrómeda. En resumen, el modelo de Noguchi predice que las galaxias espirales masivas experimentan una brecha en la formación de estrellas, mientras que las galaxias más pequeñas hacen estrellas continuamente.

En el futuro, es probable que las observaciones realizadas por los telescopios existentes y de próxima generación proporcionen evidencia adicional de este fenómeno y nos digan mucho más sobre la formación de galaxias. A partir de esto, los astrónomos también podrán construir modelos cada vez más precisos de cómo nuestro Universo evolucionó con el tiempo.

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